Una expresión muy compartida es la que resalta que el “dinero no puede comprar la felicidad”, lo que para muchos puede ser cierto. Sin embargo, quizás no toda la fuente de la alegría está en lo gratuito y algunas adquisicones pueden traer realmente contento a nuestras vidas, según la psicología.

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Gastar dinero en felicidad puede resultar una afirmación bastante materialista. Sin embargo existen algunas excepciones respecto a  las maneras en que el dinero puede comprar la felicidad. Recientes investigaciones psicológicas han revelado que ciertas compras pueden, efectivamente, contribuir a un bienestar integral. Así es que se destacan cuáles son esas maneras científicamente comprobadas en que el dinero puede hacer y aumentar la felicidad.

¿De qué maneras el dinero puede comprar la felicidad?

Una manera en la que el dinero puede hacernos felices es cuando invertimos en experiencias. La psicología sugiere que los recuerdos que creamos durante los momentos de disfrute son aquellos que se integran a nuestra narrativa personal, contribuyendo significativamente a nuestra satisfacción a largo plazo. A diferencia de los objetos físicos que con el tiempo se vuelven obsoletos, las experiencias continúan trayendonos alegría incluso después de haber terminado.

Las razones por las que invertir en experiencias es bueno para nuestro bienestar se han detallado en las investigaciones. Entre ellas se resaltan las conexiones sociales, donde las experiencias con frecuencia involucran a otras personas, reforzando nuestras relaciones y vínculos sociales. Además implican cierta anticipación que es de por sí satisfactoria, ya que la emoción que se expresa hacia una experiencia puede ser igual de disfrutable que el evento mismo.

Invertir en experiencias puede hacernos más felices, según la psicología.

¿Por qué el dinero puede comprar la felicidad?

Entre otra de las razones destacadas por los psicólogos, la singularidad de cada experiencia hace a la alegría ya que cada uno de los eventos son difernetes y vividos de distintas maneras, lo que a la vez nos hace menos propensos a compararnos, lo que en ocasiones puede suceder con las posesiones materiales. Por último, invertir en experiencias supone un crecimiento personal, ya que la mayoría de veces resultan desafiantes, lo que a la vez concluye en un crecimiento personal.

Así, según la psicología, las experiencias en las que debemos invertir son viajes y aventuras, tickets de conciertos, clases de cocina, actividades al aire libre y eventos culturales. Todas estas experiencias pueden crear recuerdos e historias para compartir, promoviendo la felicidad que va más allá del momento en que intercambiamos dinero o registramos nuestro plástico del banco por el pasatarjetas.

Otra manera de comprar la felicidad es a través de productos que promueven nuestra salud y bienestar. Este tipo de adquisiciones puede impactar a la vez en nuestra calidad de vida. Así podemos invertir en equipamientos de calidad para nuestras sesiones de ejercicio, aplicaciones de meditación y suscripciones a las mismas, muebles ergonómicos para mejorar nuestra postura y confort así como servicios de planes de alimentación saludable para mejorar nuestros hábitos nutricionales.